No importa cuántos cómplices sorprendidos, apparatchiks corruptos, pseudo-progresistas en América, Roma o Madrid, burócratas con ideología y coleccionistas de eufemismos sigan intentando disimular lo obvio: que un país con el poder en manos de un mismo partido— ¡y un mismo apellido!—durante 63 años no puede ser sino una dictadura. Y punto. Héctor Schamis/17 de Julio de 2021/infobae.